LOS BELLOS ANTURIOS DE DON EDUARDO

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Entrevista a Luis Eduardo Ordóñez de la Vereda El Diamante.

Para mí esto es como venir a relajarme. Es lo de uno, es lo propio, el campo no tiene comparación.

Luis Eduardo Ordóñez

¿Cómo nació su emprendimiento?

Mi suegro fue el que empezó con este negocio de los anturios. Él comenzó por ensayar, me dio unas semillas y yo las sembré, pero sin estar muy convencido. Con el tiempo fue que ya empecé a ver que a la gente le gustaba mucho el anturio holandés o cucharo por la resistencia de la flor. Y de ahí me empecé a interesar entonces en esa semilla que me regaló mi suegro e hice mi semillero. Con el proyecto de la FAH pude volver esto un proyecto más tecnificado.

¿Cómo se siente ser un emprendedor de Bitaco?

La verdad, a veces no me la creo porque es algo que de a poquitos fue madurando. Todavía me falta mucho por hacer. La idea es tener unas 5000 o más matas en este lote. Con este emprendimiento siento algo que no sabría explicarlo. Yo vengo aquí a mi anturial y me salgo de todo lo demás, es como si fuera mi casa.

¿Qué le dice la gente sobre este emprendimiento?

La gente dice que es muy bueno. Pero también hay gente que todavía no sabe mucho de esto y de cómo es todo el proceso. Por lo menos en el caso mío, que ya sé cómo se trabaja, la verdad no es muy complicado.

¿Cómo se siente usted con el apoyo que le ha dado la Fundación Agrícola Himalaya?

Gracias a ellos tengo todo esto. La infraestructura y los insumos son muy costosos. Gracias al apoyo de ellos, he avanzado mucho con mi emprendimiento.

¿Qué significa para usted este emprendimiento?

Para mí esto es como venir a relajarme. Es lo de uno, es lo propio, el campo no tiene comparación. Hay veces es muy poco lo que salgo a la plaza y al pueblo, pero estar aquí, en medio de las matas y la naturaleza, me hace
sentir muy contento.

¿Hace cuántos años el suegro le dio las primeras semillas?

Eso fue ya hace más de 10 años. Empecé sin tenerle mucha fe a este proyecto. Pero a medida que fue creciendo y que fue cogiendo apogeo, arranqué. Después llegó la ayuda de la Fundación con sus diferentes proyectos. A mí lo que más me gusta es esto y por eso cuando me di cuenta que la FAH estaba haciendo capacitaciones de anturios, de una me inscribí y participé. Hasta ahora he participado en un taller donde aprendí a hacer ramos, de esas fueron 3 capacitaciones y en otras reuniones. En mi negocio no he puesto en práctica lo que aprendí con los ramos porque donde yo
trabajo el señor hace eso, él lleva las matas a Cali y allá las vende en ramos.

¿Usted a quién le vende sus anturios? ¿Ha sido rentable?

Sí, a pesar de que apenas estoy empezando, ya estoy viendo resultados. Hasta ahora no es mucho, todavía las flores son muy pequeñas. Falta que tripliquen su tamaño.

¿Desde qué momento empezó a vender anturios?

Ya he sacado en dos oportunidades: cada 15. Ya dentro de 15 días tengo que volver a sacar unas dos docenas. A pesar de que tenía un lote bastante viejo allá arriba y de allí sacaba anturios, lo que más me tiene contento es que ahora de lo nuevo también estoy sacando.

¿Cuál es su sueño con este anturial?

La idea mía es tener muchos anturios y yo mismo ir a Cali a venderlos directamente donde pueda obtener una mejor ganancia. Más adelante tengo pensado comenzar con los ramos. Yo estoy solo completamente en este negocio. Yo lo levanté solo en las tardes y en mis ratos libres. Inclusive la templada de la polisombra, pero a eso sí me ayudó mi hija.

¡5 mil plantas de anturios para Don Eduardo!

¿Usted conoce En Bitaco Se le Tiene?

Sí, claro, estoy en el directorio, pero hasta ahora voy comenzando. La docena de este anturio así pequeño puede costar $5.000. El señor donde yo trabajo me lo compra todo a 5, sin importar el tamaño del anturio. Pero podría vender el grande a 8 mil o 10 mil.

¿Cuál ha sido la importancia de la Fundación Agrícola Himalaya en su emprendimiento?

El apoyo no solo en material sino en las capacitaciones que me han dado. Yo empecé a hacer parte de los proyectos de la FAH no hace mucho, pero ellos me dieron todo lo de la infraestructura para el entable: el alambre, el coco, la cascarilla de arroz, la polisombra, y con eso logré levantar esto.

¿Cuál ha sido la dificultad más grande que ha tenido con su emprendimiento?

En lo económico. La idea mía era tener todos los lotes como tengo este. No se ha podido, pero ahí voy, poco a poco. La tierra acá en Bitaco no es mala. Así sea infértil, si usted la ayuda con los abonos orgánicos, ella responde.

¿Qué le diría usted a los jóvenes bitaqueños?

Que en este momento el futuro está en el campo, eso sí lo tengo claro. La juventud debería reflexionar sobre eso y ver más oportunidades en el campo. Acá hay mucho por hacer, mucho por mejorar y por sacar adelante.

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